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Desafío 12 : Lo que dijo Jesús

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En el corazón de la enseñanza de Jesús está el reino (o el gobierno) de Dios. En él, el reino ha llegado. Dios está presente con su pueblo de una forma nueva.

El Sermón del monte (Mateo 5) es una enseñanza llana, en gran parte trata del comportamiento. Define la forma en que la gente del reino vive sus vidas y, al hacerlo, reaviva la ley del Antiguo Testamento. El nuevo estándar es más difícil que el antiguo – pero crece de una nueva motivación interna, de una relación con aquél a quien podemos llamar Padre (Mateo 6:5-14) y que se preocupa por nuestras necesidades diarias (Mateo 6:25-34). El patrón de Jesús para la oración incluye la adoración y las peticiones, pero queda claro que la oración no es solo una fórmula de palabras: la oración debe convertirse en una extensión de un estilo de vida con un enfoque en el Padre Nuestro.

La enseñanza de Jesús tiene más de un solo estilo. A menudo usaba parábolas, historias aparentemente simples pero frecuentemente con un aguijón en la cola y siempre diseñadas para hacer pensar a los oyentes y para que respondieran. El reino es más amplio de lo que imaginamos, pero también, quizás, como sugieren la parábola del sembrador y otras en Mateo 13, más estrecho de lo que nos gustaría. La batalla entre Cristo y el diablo, el reino de Dios y los poderes de las tinieblas está en marcha.

La historia del samaritano (Lucas 10: 25-37) nos reta a redefinir nuestra comprensión de aquellos a quienes aceptamos. Dios no busca a hombres y mujeres que tienen todas las respuestas correctas, sino a aquellos con empatía y compasión que se ponen en acción. Entonces Dios puede usar a los marginados como instrumentos para el bien, no solo a los “religiosos”.

Lucas 15 va más allá con historias que están diseñadas para retar las ideas existentes sobre el alcance y la naturaleza del amor de Dios. Nos muestran que el amor de Dios es para todos, incluso para aquellos a quienes tendemos a pensar como inaceptables. Jesús tiene un corazón para los perdidos, queriendo reclamarlos y restaurarlos, reparando vidas rotas.

El poder de la enseñanza de Jesús fue el resultado de dos cosas principales. Primero, adaptó lo que enseñaba según el grupo al que se dirigía, y en segundo lugar, su vida reflejó de todo corazón sus palabras. Sus palabras y hechos estaban en total unidad mientras vivió el mensaje que declaró.