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Desafío 7 : La nación de Dios

Clarifica

<b>“Pero solo soy un niño”</b>
Las historias de Samuel y David, quienes eran solo dos jóvenes, dejan una idea clara de que la edad no es una barrera cuando se trata de Dios eligiendo a personas para ser parte de sus planes. Fue el joven Samuel, y no el sacerdote ungido Elí quién escuchó la voz de Dios. No es nuestra edad o nuestra capacidad, sino nuestra disponibilidad, lo que le importa a Dios. Eligió al más joven de la familia de Isaí como el próximo líder de la nación.
<b>¿Puedo oír la voz de Dios hoy como hizo Samuel?</b>
El Antiguo Testamento está lleno de ejemplos de Dios comunicándose con su pueblo. Estos incluyen una voz audible para una persona, una gran voz del cielo, un arbusto ardiente, ángeles, sueños, visiones y más. Dios sigue siendo Dios y se comunicará con su pueblo de la manera que él quiera, pero algunas de esas formas son menos comunes en la actualidad. Hebreos 1:1-2 (CEV) dice: Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo. Mientras que hoy algunas personas pueden escuchar la voz audible de Dios, es más probable que escuchemos a Dios mientras leemos nuestras Biblias, mientras hablamos con nuestros amigos cristianos y oímos su voz suave hablar a nuestras mentes y corazones mientras pasamos tiempo con él.
<b>¿Por qué besó Samuel a Saúl y derramó aceite sobre su cabeza?</b>
Una de las costumbres sobre las que leemos a menudo en la Biblia es ‘ungir’ a una persona o un objeto. Este ritual que incluye el vertido de aceite, representa la santidad y el ser apartado para la obra de Dios. El beso en la mejilla fue un saludo utilizado por muchos, y también es una señal de respeto.